"No puedo marcar ese número, tres pulsaciones en el movil, soy incapaz; porque sé que eso va a suponer irme lejos, separarme de los vecinos, de los profes del cole, de los pocos apoyos que tengo ahora; volver a estar sola, como cuando llegué con mi niño pequeñín, rodeada de extraños; aunque quieran ayudarme no me conocen, no me llaman por mi nombre, no tienen apego a mis hijos...¿y ellos? otra ruptura, sin sus amigos, sin sus profesores, sin más referncia que yo. Ahora que la vida empezaba a sonreirme un poquito, solo un poquito; ahora que tengo un mínimo ingreso al mes, estoy esperando que me den un pisito, para salir de donde vivimos, para poder dejarle, ahora que tengo mis papeles.... No sé en que situación pierdo mas. No me aconsejes eso, me ayudas solo con escucharme, con darme un café y un paracetamol para el golpe. Si marco ese número tengo que volver a empezar, no tengo fuerzas para eso, no soy capaz de tomar esa decisión, de afrontar el miedo a la incertidumbre. De momento me voy a caminar, mientras mis niños están en el cole, ya estoy mejor...gracias, no va a volver a pasar, voy a hablar con él..."
A partir de ahí ella va justificando el tortazo, los gritos, las amenazas, incluso llega a considerar que ella ha tenido parte de culpa. Y yo, impotente, angustiada, dolida, enfadada... abrazándola ¿que otra cosa puedo hacer?
Es una historia más, de las que supongo que pasan todos los días... pero cuando se te pone delante, en la cara, cuando la agredida es la madre de tus alumnos, a la que llevas acompañando años en su proceso de legalización, de alimentación, de educación... Cuando este número de mujer que sale en los medios tiene un rostro familiar, una mirada joven, una sonrisa triste, un nombre propio, una cercanía...lo que se siente no te deja indiferente.
Seguiré ahí, decidas lo que decidas, sin juzgarte, sin presionarte, pero sin dejar de decirte que te mereces otra oportunidad, otra mas; saca el valor de donde crees que no existe, marca el 016.