jueves, 23 de julio de 2015

MAS DE 80

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Viviendo unos días en un cálido lugar de la costa mediterránea observo detenidamente a las personas que me rodean. Por las características del enclave, la media de edad de los residentes debe rondar entre los 70 y 75 años; es curioso ponerse frente a la ancianidad de forma tan directa.
Aunque echando la vista atrás considero que llevo un trecho vivido, aún veo con lejanía la llamada tercera edad, sentirme y ser vista como "una persona mayor". Las consideraciones típicas que se hacen sobre ellos: "son maniáticos", "cascarrabias", "se vuelven como niños"...pierden consistencia ante su trato.
¿Qué no ha de pasar por su pensamiento, cuando vives cada día como el milagro de despertarte? ¿Cómo no perder la memoria inmediata, si no hay mente capaz de acumular tantos recuerdos?
Observo las parejas que se acompañan en la playa, apoyándose uno en el otro para calzarse, abrir una silla o entrar al agua. Ternura solo comparable a la que una madre despliega con su hijo al iniciarle en los primeros pasos de la autonomía; parejas compartiendo vida más de 40 años, conocedores del otro, de cada cicatriz (exterior o interior), vivencias, experiencias, secretos, dolores y silencios solo conocidos por ellos... apurando las últimas oportunidades  de tener juntas sus manos, de mirarse, de comprenderse, de aceptarse y de seguir avanzando un paso más.
Observo también a los que están solos, como Francisco, razón de que yo esté aquí. Aprendiendo después de los 80 a acostarse solo cada noche, a no tener la complicidad del que te conoce, a tomar las pequeñas decisiones de la vida diaria, sin pedir otra opinión. Ejemplo de superación, de coser lo que se te ha roto por dentro, con el hilo de los que te rodean, sin dejar de sentir el pinchazo, pero sonriendo ante el regalo de sentir el sol cada mañana.
Hay muchos más, cada uno con su historia, sus miedos, su pasado y sobre todo con su presente. Aquí, presente de sal en la piel, de gorros para el sol, de brisa marina, de rutinas veraniegas. Presente donde se habla de los que este año ya no han venido, con lágrimas en los ojos, pero con la conciencia de vivir en plenitud el día de hoy.

domingo, 5 de julio de 2015

MCEP Santander 2015


 ... para los profesores afectados por pérdida de unidades concertadas





Algo me vuelve a asombrar, como el verano pasado del Congreso del MCEP, maestras y maestros jubilados que acuden al encuentro con la pasión, participación y entusiasmo de los estudiantes de magisterio.
Modelo de vida, compartir experiencia de trabajo, no solo desde los años pasados, sino con la perspectiva de futuro, un futuro cambiante, adaptándose a las necesidades y respuestas actuales.
Viviendo estos días en el compartir, con los jóvenes de 20 y pocos, aceptando la novedad, la inexperiencia y las ganas como garantía de participación en igualdad.
Nos divertimos, debatimos, reimos, pensamos, bailamos, exponemos, hablamos, leemos, cantamos, dormimos poco y disfrutamos mucho.
Nuevamente, por segundo verano, el comienzo de julio dedicado a la formaión me recarga y me da la energía para afrontar con optimismo y ánimo el próximo curso.